En sentido estricto, el
innatismo no es un sistema filosófico, sino una característica que suele darse en los sistemas racionalistas y que viene exigida por la necesidad de encontrar una fuente de conocimiento distinta a la experiencia, es decir, a la información que procede de los sentidos. Si el conocimiento no se elabora a partir de los sentidos, entonces tiene que venir de algún otro sitio. Y si es el entendimiento el que elabora el conocimiento, las ideas más importantes tienen que ser innatas. Por ejemplo, la idea de infinito, la de substancia, la idea de Dios o, en general, las ideas matemáticas. Literalmente la noción de
innatismo indica que algún tipo de idea, conocimiento, o contenido mental está presente en el momento en que un organismo nace, es decir, que no es adquirido o aprendido por éste. En principio toda doctrina innatista acaba teniendo casi siempre una vinculación con las doctrinas relacionadas con el
racionalismo. Así, las teorías innatistas están presente en el padre de todos los racionalistas,
Platón, y de los autores modernos que se agrupan en torno al racionalismo de los siglos XVII y XVIII, como son
Descartes,
Spinoza o
Leibniz, entre otros. Lógicamente los filósofos que mantienen posiciones empiristas, como son
Aristóteles,
Locke y
Hume, niegan la posibilidad de ideas o contenidos mentales innatos, pudiendo resumir la postura de todos ellos en el adagio tradicional
Nihil est in intellectu quod non prius fuerit in sensu (Nada hay en la mente que previamente no estuviera en los sentidos). Es destacable el hecho de que los autores racionalistas, y consecuentemente, innatistas, den una gran importancia a las matemáticas, como modelo de conocimiento. También lo es que la tradición complementaria, el
empirismo, se haya desarrollado sobre todo en el ámbito anglosajón y mucho menos en el pensamiento continental, al contrario que el racionalismo. Inmanuel
Kant es el filósofo que intentará salvar la oposición racionalismo/empirismo, sin que por ello pueda abandonar presupuestos innatistas, como son las intuiciones de espacio y tiempo y las categorías o conceptos
a priori de la razón pura, cuya función esencial es organizar el caos de sensaciones que es la experiencia, y en definitiva, hacer posible el conocimiento. Ya en tiempos más próximos se pueden encontrar presupuestos innatistas en la Teoría de la
Gramática Transformacional y generativa del lingüista estadounidense
Noam Chomsky.